Comentario No. 056
- manuscrito
- transcripcion
- comentario
- manuscrito & transcripcion
Fecha: 1518, enero 26. Santo Domingo, La Española
Tema: En una carta a la Corona, el oidor y gobernador de La Española Alonso Zuazo criticó los temores sobre posibles rebeliones de negros esclavizados, ufanándose de como su rudo estilo de gobierno, con castigos severos, supuestamente había detenido los robos y las escapadas de negros en esa colonia
Fuente: PARES, Portal de Archivos Españoles, ARchivo General de Indias, PATRONATO,174,R.8,F.50R,52R-52V,55V
A comienzos de 1518, mientras los colonos españoles más ricos y poderosos de La Española implantaban la manufactura de azúcar como la nueva empresa productiva de la colonia, el asunto de cómo vigilar la creciente población de africanos negros esclavizados que constituían el grueso de la mano de obra de la agroindustria estaba siendo discutido por los pobladores españoles.
La temprana duda expresada momentáneamente quince años antes por el gobernador Nicolás de Ovando sobre el traer grandes cantidades de negros esclavizados que sobrepasaran a los colonizadores españoles y de otras naciones europeas todavía era una preocupación para algunos de estos. Pero había otros como el oidor-gobernador Alonso Zuazo que pensaban de otro modo. No solamente Zuazo estimaba que la entrada constante de negros (la palabra usada por el oidor y por otros colonizadores ya de un modo bastante racializado y fijo para referirse predominantemente a esclavos) era absolutamente esencial para la supevivencia de la colonia como tal, sino que arguyó ante la Corona que el control de los esclavos era un simple asunto de método, de aplicar castigos ejemplarizadores suficientemente brutales como para, en su opinión, inducir a la obediencia tranquila a la mayoría de los negros esclavizados.
Uno de los aspectos que llama la atención en este documento es la combinación muy peculiar, en las palabras del oidor Zuazo, de sentimientos muy sutiles de sumisión y adoración hacia la persona del rey, la autoridad máxima del imperio, y su implacable pensamiento sobre los esclavos africanos, que representaban en escalón más bajo de la apreciación social en el imperio, y acerca de cómo mantenerlos sujetos a la esclavitud, el estatus más precario de su época. Zuazo, que usaba la noción de “Nuevo Mundo” para referirse a las Américas en su carta, consignó una serie de expresiones para hacerle entender al rey Carlos V lo que según él era la alegría sentida por los colonos de La Española ante la llegada del rey al trono de España, descrita por Zuazo como “la cosa más nueva que después que dios nuestro señor formó el mundo ha acontecido”.
La intención de la carta parece haber sido proveer al rey de una panorámica de los hechos y temas que habían estado ocurriendo en las nuevas colonias que Zuazo conocía, y su opinión sobre ellos, en cuanto a –entre otras cosas- su poblamiento y gobierno de parte de los españoles. Uno de los asuntos específicos que Zuazo consideraban digno de tratar en su comunicación era la presencia de población negra en La Española, que Zuazo consideraba de gran importancia. En vista del número decreciente de indígenas, la Corona, según Zuazo, debía concederles a los colonos de La Espñola una licencia “general” para importar una cantidad ilimitada de “negros esclavos”, “porque son personas de fuerzas e de mucho trabajo e con este podrán sufrir toda carga que les echaren”, estimando la productividad de un negro esclavizado como once veces superior a la de un indígena. De acuerdo a Zuazo, mientras más grande fuese la población negra, mayor iba a ser el poblamiento de la isla por colonos, y consiguientemente mayores serían entonces los impuestos cobrables por la Corona.
Zuazo también se oponía a la noción, sostenida por algunos en La Española, de que una gran cantidad de negros esclavizados constituía un peligro para el orden social colonial basado en la esclavitud debido al riesgo potencial de rebeliones, ya que tenía una fuerte convicción de que era posible la estabilidad en una sociedad esclavista si se aplicaba suficiente severidad o dureza en el castigo de la resistencia que pudieran ofrecer los esclavos. De hecho Zuazo ha sido citado numerosas veces en los estudios sobre la historia de la negritud dominicana por sus comentarios contenidos en esta carta sobre la eficiencia de las plantaciones de los portugueses en las islas del Atlántico Oriental, donde “hay viuda sin hijo que tiene debajo de su gobernación ochocientos esclavos negros tan quietos, tan pacíficos como vuestra majestad tendrá al más pobre villaje de todos sus reinos”.
Para Zuazo, tomando en cuenta, de nuevo, el ejemplo portugués, no era un asunto de cuántos esclavos se concentraban en un lugar determinado sino cuán efectivas (e implícitamente, cuán severas) eran las leyes que se les aplicaban. Pasó entones a describir brevemente lo que consideraba su éxito como gobernador de La Española en cuanto a controlar la resistencia de los negros esclavizados, planteando que “al tiempo que yo vine [a La Española] hallé algunos esclavos en esta isla hechos ladrones e otros que se andavan por el monte e luego los mandé prender e a unos hice azotar e a otro cortar las orejas, con otras penas que hicieron tanto escarmiento en los dichos negros que hasta hoy no ha habido ninguna queja ni se ha dicho que ningún negro oviese hecho cosa que no deviese”. En cierta forma fue un verdadero creyente, en el siglo XVI, en lo que hoy se llamaría “mano dura”.
Sin embargo, a pesar de estos “ejemplos” dados, según se dice, en los primeros años de la industria del azúcar, la resistencia negra continuó en La Española durante décadas, incluyendo casos de rebeliones de grupos que destruyeron plantaciones mediante el incendio y la muerte de los colonos que los supervisaban.