Los PRIMEROS NEGROS eN LAS AMERICAS

La Presencia Africana en la República Dominicana

El negocio del azúcar aceleró la llegada de negros

Ingenio Azucarero, Boca de Nigua

Hacia 1520 estaba comenzando una crisis de la minería del oro en La Española, con una severa caída en la producción a consecuencia de la rápida disminución de la población aborigen, la intervención de la Corona española que intentaba reducir el control directo de parte de los encomenderos sobre los trabajadores indios supervivientes, y lla disminución del capital-dinero disponible para financiarla.  Los involucrados en el negocio de la minería fueron los más perjudicados, que a menudo cayeron en deudas o fueron a la cárcel, mientras que la Corona fue capaz de seguir cobrando derechos de una manera u otra.[1] Y a medida que un nuevo tipo de negocio –la industria del azúcar de caña—, controlada por unos pocos individuos poderosos, en su mayoría residentes de La Española, se expandía, los africanos negros esclavizados comenzaron a ser importados en cantidades cada vez más grandes.[2]

Ese mismo año, el oidor Figueroa informaba que 40 ingenios o haciendas de fabricación de azúcar estaban ya en proceso de construcción en La Española. Aunque la cifra puede parecer cuestionable al compararse con la cantidad de 35 ingenios reportados casi tres décadas después (exactamente en 1548), ella atestigua la expansión de la industria del azúcar en La Española a comienzo de la década de 1520 y el aumento sostenido en la llegada de población negra que, después de reemplazar a los trabajadores indígenas en la industria de minería del oro, se fueron convirtiendo en la principal fuente de mano de obra para los negocios  azucareros y agrícolas en general.[3] El declive demográfico de colonos europeos que estaba ocurriendo en la isla fue mencionado en comunicaciones al monarca español en 1528 por los funcionarios Zuazo y Espinosa, quienes describieron la desaparición de cinco villas de La Española como resultado del éxodo de colonos. [4]  (Véase Manuscrito No. 025)

También aquellos en La Española que todavía defendían la continuación de los esfuerzos de minería de oro en la colonia comenzaron a proponer que estos últimos se realizaran usando trabajadores negros esclavizados.  En noviembre de 1526, el rey Carlos I, mientras decretaba la obligación de pagar un salario a los indios como trabajadores libres, trataba de estimular la explotación de las minas de or ordenando que se permitiera a los vasallos de cualquiera de sus estados, además de Castilla, la llegada  a los territorios coloniales. En diciembre decretó la libertad de los colonizadores de intentar extraer oro en cualquier lugar que quisieran de la colonia.  Y en marzo de 1528, el presidente de la Audiencia y obispo de la iglesia Sebastián Ramírez Fuenleal escribió al rey y le informó del  declive de la población de varias poblaciones de La Española, y le recomendó que se enviaran a la colonia nuevos grupos de familias pobladora, incluso de Portugal y de los Países Bajos, para que se continuara el intento de explotar las minas, dándosele a cada familia tres negros esclavizados para que trabajasen en las minas para ellos. [5] Otra propuesta enviada al rey de España desde La Española durante este periodo, y que muestra el afán de los colonos por conseguir mano de obra negra esclavizada, sugería la concesión de tierras en La Española a gente pobre de los distintos territorios del reino español, así como de las posesiones portuguesas como las Isla Madera y Cabo Verde, junto con el derecho a llevar a la isla con ellos, exentos de impuestos, negros esclavizados para trabajar en las minas o en la agricultura, y la promulgación de una ley que les diera libertad a estos últimos después de quince años de trabajo sin escapar o después de extraer un total de 15 marcos de oro para sus amos.[6]

A comienzos de la década de 1530 hubo un momentáneo aumento en la extracción de oro en La Española que, según Deive, revela “la importancia creciente de los negros en el trabajo de las minas” de la colonia según lo muestra un informe de julio de 1531 hecho por las autoridades coloniales locales. [7]  “The massive introduction of black slaves into the island translated, in the 1530s, into an increase in the production of gold, but the crisis returned when the arrival of those Blacks stopped and was accompanied by the demise of many by disease, illnesses of various types, or by exhaustion at work.” [?] Sabemos que en 1531 las autoridades colonials locales pidieron en dos ocasiones permiso a la Corona para permitir la libre importación de negros esclavizados, pero la Corona no parece haber respondido con claridad a esta solicitud. [8]

Y de acuerdo a otro testimonio de mediados del siglo XVI de parte de los oficiales reales of funcionarios del fisco imperial en Santo Domingo, por entonces estaban llegando negros esclavizados a La Española a un ritmo de 2,000 por año. [11] Esto habría significado la entrad de unos 20,000 esclavos solamente en los cinco años anteriores y los cinco años posteriores a esa declaración. En 1567, mientras en España el uso de la lengua árabe y las vestimentas árabes se prohibieron, en Santo Domingo, “an undetermined number of male and female Moors worked in the fortress of Santo Domingo to whom artillery specialist Antonio Gómez, in charge of the work, paid one tomín per day for their sustenance." Y dos años después, en 1569, en una carta del cabildo de la ciudad de Santo Domngo se anunciaba que regularmente entre 1,500 y 2,000 moriscos entraban anualmente en La Española. [12]



[1]  Carlos Esteban Deive, La Esclavitud del negro en Santo Domingo, Vol. I, p. 37.

[2]  “La entrada masiva de africanos tendrá efecto a partir de 1520, con la expansión de la industria azucarera y en un momento en que la despoblación nativa empezaba a sentir verdaderamente.” Carlos Esteban Deive, La Esclavitud del negro en Santo Domingo, Vol. I, p. 26. Franklin Franco Pichardo sostiene que hacia 1518 ya habian comenzado la importación a gran escala de africanos esclavizados y la proliferación de producción de azúcar, ya que hacia 1520 la isla ya poseía 24 ingenios y 4 trapiches y todos estos requerían una fuerza de trabajo para su funcionamiento. Véase Franklin Franco Pichardo, Historia del pueblo dominicano. Santo Domingo: Ediciones del Instituto del Libro, 1992. Vol. I, p. 67.

[3]  Carlos Esteban Deive, La esclavitud del negro en Santo Domingo, Vol. I, p. 26 and 28-29.

[4]  Esta carta está también disponible en la Juan Bautista Muñoz Collection, Reel 4, f. 214r. de la Obadiah Rich Collection de la New York Public Library.

[5]  Carlos Esteban Deive, La Esclavitud del negro en Santo Domingo, Vol. I, p. 37.

[6]  Serrano y Sanz, DCVIII-DCXIX. Citado en Deive, La esclavitud del negro en Santo Domingo, Vol. I, p. 37-38. Deive no provee una fecha específica, pero se puede inferir que se refiere a los años 1528 y 1531. 

[7]  Carlos Esteban Deive, La esclavitud del negro en Santo Domingo, Vol. I, p. 39.

[8]  Carlos Esteban Deive, La esclavitud del negro en Santo Domingo, Vol. I, p. 40.

[11]  Carlos Esteban Deive, La esclavitud del negro en Santo Domingo, Vol. I, 1980, p. 88.

[12]  Utrera, 1978, II:12. Citado en Deive, La esclavitud del negro en Santo Domingo, Vol. I, 1980, p. 20.