Comentario No. 070
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Fecha: 1538, abril 10. Santo Domingo, La Española
Tema: En los casos de ataques piráticos contra La Española por embarcaciones de los enemigos del imperio español, la población negra esclavizada local estuvo en tanto riesgo como la población libre española o criolla de las regiones asaltadas, ya que era tratada por los asaltantes como propiedad que se podía robar o secuestrar para cambiarla por un pago de rescate
Fuente: PARES, Portal de Archivos Españoles--Archivo General de Indias, SANTO_DOMINGO,49,R.9,N.59
El primero de febrero de 1538 un barco francés asaltó Puerto Hermoso, un puerto a quince leguas al oeste de la Ciudad de Santo domingo en la costa sur de La Española y cerca de la provincia de Azua, y capturó tres embarcaciones que había salido de Santo Domingo en esa dirección la noche anterior con entre diez y doce marinos a bordo. (Lo que significa que, para el tipo de barcos llamados bergantines, la navegación desde la capital colonial hasta Azua tomaba entonces entre doce y veinticuatro horas.) Según el informe rendido por la Audiencia, Puerto Hermoso era una zona de aprovisionamiento importante de sal marina para la isla entera. Otro puerto a una legua de distancia era el puerto de Ocoa, “donde yo el Licenciado Zuazo tengo un ingenio de azúcar”.
El informe de la Audiencia mencionaba también como “más abajo otras dos leguas [al oeste] está otro ingenio del Secretario Diego Caballero”, posiblemente el conocido como Zepi Zepi y “otras dos leguas está la villa de Azua donde hay cuatro ingenios de azúcar, que todo ello cae en la costa de la mar junto a ella y más lejos una legua la tierra adentro”. Uno de los residentes de las salinos viajó a la ciudad de Santo Domingo en un día, aparentemente a caballo, mientras que “los otros fueron a avisar a Azua y a los ingenios para que se pusiesen a recaudo”. Según el informe, unas tres horas después de las noticias llegar a Santo Domingo, una fuerza de setenta hombres a caballo y cincuenta a pie se había congregado de entre los residentes de la ciudad y su distrito y había partido desde ella hasta la zona de Ocoa.
Refiriéndose al puerto de la ciudad de Santo domingo, las autoridades escribieron que “a muchos días que nunca este puerto ha estado tan solo de navíos porque como de esos reinos [queriendo decir España] no han venido naos más hace de cinco meses, solamente estaban en él un galeón grande de obra de cien toneles y dos carabelas de cada cincuenta toneles.”
La expedición enviada desde la ciudad de Santo Domingo por tierra contra los franceses llegó a la zona de Ocoa en un día y medio (“en un día y una noche”). Encontraron el ingenio de Ocoa totalmente despojado por los franceses, quienes se llevaron todo el azúcar así como “seis esclavos negros porque los otros se les habían huido a los montes.” Los franceses le ordenaron al mayordomo del ingenio escribir a la ciudad pidiendo un rescate de 4,000 pesos a cambio de no incendiar el ingenio. Desde Ocoa, parte de la fuerza despachada avanzó hacia Azua, mientras que otros fueron a los ingenios. Un día algunos franceses desembarcaron “al puerto de Azua” antes de que las fuerzas de Santo Domingo pudieran llegar y robaron “más de tres mil arrobas de azúcar” además de exigir un rescate a cambio de no quemar la ciudad. Unos nueve residentes fueron a negociar con los franceses un posible intercambio de “los españoles y ciertos negros que [los franceses] habían llevado en los barcos” a cambio de algún “carnaje de novillos y carneros”, pero fueron capturados por también y liberados solamente después de pagar otro rescate de unos 300 castellanos. En el proceso, los españoles aprendieron que la mayor de las naves francesas era de unas 150 toneladas y que el total de su tripulación de unos cien hombres.
Con mejor información sobre el tamaño de la escuadra francesa, se envió una armada desde Santo Domingo formada por un galeón y dos carabelas con doscientos hombres, que zarparon una temprana mañana y llegaron a Ocoa el mismo día por la tarde. El día anterior un grupo de seis franceses fueron al ingenio de Ocoa esperando cobrar un rescate por no quemar el ingenio y fueron muertos en un ataque por sorpresa por los residentes del área, excepto dos que fueron hechos prisioneros. Los franceses abandonaron la zona y después de cinco días de búsqueda por las inmediaciones, el escuadrón enviado desde Santo Domingo no los pudo encontrar. Los franceses se habían alejado de la costa y entonces se dirigieron hacia el este y aparecieron cerca de la Isla Saona, localizada veinticinco leguas de Santo Domingo, y que era el lugar “por donde vienen todos los navíos [procedentes] de España”.
La misma armada enviada a Ocoa fue entonces enviada a Saona, donde encontraron y persiguieron el barco francés durante un día sin lograr capturarlo. Al día siguiente pasó por La Saona un navío de “Don Alvaro de Bazán” que era parte de una flota real y que estaba capitaneado por un Pedro o Juan Peñalosa con una carga de 100,000 ducados de plata para la Corona y cierto oro de individuos particulares que se descargaron en Santo Domingo debido a las malas condiciones de la embarcación.
Mientras otro barco disponible en el puerto de Santo se preparaba para ser enviado a España con la plata y el oro, una embarcación española llegó de Cubagua cargada de perlas para la Corona “e indios y pescado y sal y otras cosas” que había sido perseguida durante dos días desde las inmediaciones de la zona de La Saona por el mismo barco francés de antes, que esta vez se atrevió a aproximarse al puerto de Santo Domingo a tan poca distancia como la de “tiro de lombarda” de la fortaleza de la ciudad. Como precaución, los barcos atracados en Santo Domingo fueron enviados más arriba en el cauce del río Ozama. Al día siguiente una armada “harto bien proveída de todo” se envió a La Saona, y desde allí a la isla de San Juan, y entonces de regreso hacia el oeste a lo largo de la costa de La Española hasta más allá de Azua en busca del barco francés, pero sin conseguirlo.
En última instancia, de acuerdo con el largo informe enviado por las autoridades coloniales de La Española, en sus días de asalto, los atacantes franceses mataron a los dos capitanes españoles de los barcos que inicialmente habían capturado en Puerto Hermoso, y se llevaron los quince esclavos negros ladinos que capturaron en los puertos de la zona, así como cerca de 3,000 arrobas de azúcar.