Comentario No. 015
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Fecha: 1518, enero 22. [Santo Domingo, La Española]
Tema: Uno de los funcionarios de las primeras décadas coloniales de La Española resaltaba la de la población negra esclavizada como fuerza de trabajo, y proponía un comercio importancia libre triangular transatlántico para suplir de ellos a la isla
Fuente: PARES, Portal de Archivos Españoles, Archivo General de Indias, PATRONATO,174,R.8
Hacia comienzos de 1518 el juez u oidor de la Audiencia de Santo Domingo Alonso Zuazo estaba convencido de la importancia fundamental de una población local dominada que se pudiera usar como principal mano de obra para la sustentación de la colonial tal como existía, “porque –en sus palabras— el bien de todos estos reinos tan anchos y espaciosos está en que estén poblados de indios, y faltando estos falta todo, faltan las rentas de su alteza, que no habrá quien saque oro”; y esas “tierras tan abundosas e fertilísimas” se quedarían “yermas, sin ninguna utilidad ni fruto” (fo. 40r.).
De hecho la rápida desaparición de la población indígena de La Española, como resultado del impacto destructivo de la conquista y la colonización inicial, ya había persuadido a Zuazo de la importancia de los africanos negros (esclavizados) como fuerza de trabajo para la economía de La Española así como para la supervivencia de la colonia en general, y el funcionario español estaba haciendo lo más que podía en su correspondencia por convencer a la Corona sobre este tema.
Usando una noción que suena como una versión temprana de lo que siglos después se llamaría “comercio triangular”, Zuazo propuso que los barcos viajaran desde La Española a España a recoger allí artículos o mercancías que fuesen de interés para los africanos, y desde allí viajar a Cabo Verde, una posesión colonial portuguesa cercana a las costas del África Occidental, e intercambiarlas por tantos africanos negros esclavizados, “bozales” o no-conocedores de la cultura europea, jóvenes y de ambos sexos, como fuera posible, y de allí embarcarlos en esas mismas naves para trasladarlos cruzando el Atlántico hasta La Española, donde re-abastecerían el banco de mano de obra negra esclavizada de la colonia.
Una vez llegados a La Española, proponía Zuazo, los africanos esclavizados deberían ser “casados con sus mujeres”, establecerse formando poblados y ser puestos a trabajar para aliviar la fuerza de trabajo amerindia de La Española (en su mayoría taína), con la esperanza de que los negros adoptarían la cultura hispánica (“hacerse han en esta isla a nuestras costumbres”) y serían capaces de extraer “infinito oro” para los colonos y la Corona.
Otra circunstancia fundamental entre las dificultades y falta de población colonizadora que estaba experimentando entonces La Española, según Zuazo, era el monopolio que la Corona le había concedido a los grandes comerciantes de Sevilla, en el sur de España, sobre el comercio en el que los colonos de La Española pudieran involucrarse, forzando a estos últimos a comprar y vender solo a los barcos que llegaran del puerto de Sevilla o regresaran a ella, con los precios tanto de las importaciones como de las exportaciones de La Española impuestos por los sevillanos sin enfrentar ninguna competencia, y dejando a los residentes y productores de La Española sin ningún margen de ganancia. Zuazo fue un declarado simpatizante del comercio libre y abierto, que en sus palabras traería “abundancia” a la economía de la colonia (fo. 47r.).
Zuazo estaba muy consciente de la lucha de poder intra-imperial y transatlántica implícita en este orden colonial antes descrito, expresando en su correspondencia que era de esperarse que los mercaderes de Sevilla se opusieran a cualquier intento de abrir los mercados coloniales, pero albergaba la esperanza de que la Corona entendería y apoyaría lo que él consideraba ser la comparativamente mayor valía económica de las Américas (“más son estas partes que veinte veces Sevilla”), pero tal vez olvidando que, mientras los recursos económicos del Nuevo Mundo eran potenciales, literalmente pendientes de su puesta en producción, el gran poder en dinero de los mercaderes de Sevilla era absolutamente inmediato, y que posiblemente esto constituía una importante diferencia ante los ojos y cálculos políticamente pragmáticos de la Corona.
Los comentarios y testimonios de Zuazo (véase también el Manuscrito No. 087) constituyen una útil fuente para entender las dinámicas históricas generales que estaban desencadenándose por entonces en La Española, o al menos para conocer las perspectivas de este observador sobre lo que estaba ocurriendo en la colonia entre los otros colonizadores, los indígenas y los africanos esclavizados tres décadas después de la llegada de Colón en su primera expedición.